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Revista DIAGNOSTICO
Caracter&sticas de la circunferencia de la cintura del adulto en el Per&
Basado en la Encuesta Nacional de Indicadores Nutricionales, Bioqu&micos,
Socioecon&micos y Culturales relacionados con las enfermedades cr&nicas
degenerativas, realizadas por el Centro Nacional de Alimentaci&n y Nutrici&n (CENAN)
Objetivo: conocer las caracter&sticas epidemiol&gicas de la Circunferencia de la Cintura (CC), en funci&n de &mbitos y por
grupos de edad, as& como la relaci&n que presenta con los diferentes factores de riesgo. Material y m&todos: la data de esta
informaci&n ha sido tomada de la Encuesta Nacional de Indicadores Nutricionales, Bioqu&micos, Socioecon&micos y Culturales
relacionados con las enfermedades cr&nicas degenerativas, realizada por el Centro Nacional de Alimentaci&n y Nutrici&n (CENAN).
En esta encuesta se estudiaron 4091 personas, de ambos g&neros, mayores de 20 a&os. El 50.4% correspondi& al g&nero femenino y un
49.6% al masculino. El &nico indicador antropom&trico utilizado fue la circunferencia de la cintura (CC). Esto fue hecho tomando el
punto medio de la l&nea axilar que va entre el reborde inferior de la &ltima costilla y el borde superior de la espina iliaca. Los criterios
diagn&sticos utilizados para identificar el riesgo cardiometab&lico fueron valores de CC mayores de 88 cm y 102 cm para las mujeres y
varones, respectivamente. Asimismo se dividi& la poblaci&n en cuartiles de CC para relacionarlos con los riesgos bioqu&micos y
Resultados: los resultados se presentan en forma nacional y en los siguientes &mbitos: Lima Metropolitana, Resto de Costa,
Sierra Urbana, Sierra Rural y Selva. El an&lisis por grupos de edad y la relaci&n con los factores de riesgo se hace solamente a nivel
nacional. A nivel nacional el 50.9% de mujeres y el 10.7% de varones presentan riesgo. Lima Metropolitana con 62.4 y 17.9% es el
&mbito donde hay mayor prevalencia, y el de menor prevalencia es la Sierra Rural con 38.5 y 2.9% respectivamente. En relaci&n a la
edad, el riesgo se incrementa conforme aumenta la edad. Dividiendo la poblaci&n en cuartiles de CC se observa que la prevalencia de
las variables consideradas como riesgo (presi&n arterial, glucosa y l&pidos) aumenta conforme aumenta la CC a excepci&n del C-HDL.
En cuanto a la cantidad de personas que son identificadas en riesgo, todas las variables utilizadas, independientemente de la cantidad,
muestran una asociaci&n lineal con la CC, o sea que existen m&s personas con riesgos cardiovasculares en el Q4 que en el Q1.
Conclusi&n: la CC es un buen indicador antropom&trico para identificar personas con alg&n tipo de riesgo cardiovascular y debe ser
usado tanto en el campo de la Salud P&blica como en el cl&nico.
Palabras clave: Circunferencia de la cintura, factores de riesgo, adultos.
Objective: To know the epidemiological characteristics of the Waist Circunference (WC), by areas and age groups, as well as
their relation with different risk factors. Methods and material: This data has been taken from the National Survey of Nutritional,
Biochemical, Socioeconomic and Cultural Indexes related to degenerative chronic diseases performed by the Centro Nacional de
Alimentacion y Nutricion (CENAN). In this survey, 4091 persons, male and female, older than 20 years, were studied. 50.4% were
female and 49.6% were male. The only antropometric ratio used was the waist cincumference (WC). This was taken at the midpoint
between the lowest ribs and the upper border of the iliac crest. The diagnosis criteria used to identify the cardiometabolic risk were
values of WC over 88cm and 102 for women and men, respectively. Furthermore the population was divided in quartiles of WC related
with biochemical and clinics risks.
Results: These are reported in national form and for the following areas: Metropolitan Lima.
Remaining Coast, Urban Highlands, Rural Highlands and Mountain. The analysis for age groups and the relation with risk factors is
made only at national level, where 50.9% of women and 10.7% of men presented risk. Metropolitan Lima is the area with major
prevalence with 62.4% and 17.9% and the lower prevalence is in Rural Highlands with 38.5 and 2.9%. As to age, the risk increases with
age. Dividing the population in quartiles of WC, it is observed that the prevalence of variables considered as risk (arterial pressure,
glucose and lypides) increases at the same time as the WC does, with exception of the C-HDL. As to the quantity of persons identified in
risk, all variables used, independently of the quantity, show a lineal association with WC, that is there exist more persons with
cardiovascular risks in Q4 than in Q1.
Conclusion: WC is a good antropometric index to identify persons with some type of
cardiovascular risk and it should be used both in Public Health as well as in clinic areas.
Key words: Waist circunference, risk factors, adults.
Introducci&n
Vague fue el primero en llamar la atenci&n sobre lalocalizaci&n de la grasa y sus implicancias en rastornos metab&licos, identific& plenamente que aquellas personas cuya grasa se localizaba predominantemente en el abdomen confrontaban con un riesgo mucho mayor que las que
presentaban una localizaci&n perif&rica (1).
El t&rmino de grasa visceral es com&nmente usado para describir grasa intra-abdominal que incluye la grasa intraperitoneal, cuya caracter&stica m&s importante es que drena directamente a la circulaci&n portal, y la retroperitoneal que drena en la circulaci&n sist&mica.
Esta grasa intra-abdominal conjuntamente con la grasa subcut&nea abdominal, son cuantificados con la resonancia
magn&tica y con la tomograf&a computarizada, consideradas como los m&todos &gold-standard&.
Indudablemente que en estudios poblacionales es pr&cticamente imposible hacer uso de esta tecnolog&a avanzada y es por eso que se recurre a medidas antropom&- tricas, espec&ficamente la Circunferencia de la Cintura (CC). Otro indicador utilizado es el &Indice de Masa Corporal (IMC) que tiene como desventaja que no discrimina entre los dos compartimentos: graso y masa libre de grasa, pese a esto se lo considera como un indicador del tejido adiposo en general, pero la CC es m&s espec&fica para la grasa intra-abdominal. Esto fue muy bien determinado por Shen quien report& que tanto el IMC y la CC presentan una buena correlaci&n con el tejido adiposo total, con el porcentaje de grasa corporal y con el tejido adiposo subcut&neo pero el &nico que tiene una buena correlaci&n con la
grasa intra-abdominal es la CC, lo que permite afirmar que el
mejor predictor de esta localizaci&n de la grasa es la CC mas no el IMC (2).
Los m&s recientes estudios del United States National Institutes of Health reconoce la importancia de incluir el uso del IMC y de la CC para la identificaci&n y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en los adultos, ya que cada uno da informaci&n de la adiposidad general (IMC) y de la adiposidad abdominal (CC) (3).
Esta recomendaci&n se basa, en que generalmente el aumento de adiposidad general condiciona un incremento en la
adiposidad abdominal y esta es a su vez un buen predictor de grasa abdominal (14) que condiciona el desarrollo de enfer-
medades cardiovasculares (5). Dado el incremento de la prevalencia del sobrepeso y obesidad, el uso de ambos
indicadores tambi&n ha sido recomendado para los ni&os y adolescentes, ya que permiten identificar o predecir factores de riesgo y por ello tienen una gran utilidad cl&nica (6).
La asociaci&n que existe entre la CC, como expresi&n de la grasa visceral, y el riesgo cardiometab&lico no es conocido a ciencia cierta, sin embargo existen algunas hip&tesis que tratan de explicar esta relaci&n, una ellas se refiere a que existe una activaci&n del sistema nervioso central y adrenal por intermedio de factores estresores provenientes del medioambiente que hacen que la grasa se deposite en el tronco y que los riesgos metab&licos est&n asociados a este dep& una segunda hip&tesis sugiere que el tejido adiposo subcut&neo tendr&a una limitada capacidad para depositar energ&a y que todo el exceso de energ&a la pasar&a como energ&a qu&mica a la grasa intraabdominal y a sitios &ect&picos& como el h&gado y el m&sculo esquel&tico y esta excesiva acumulaci&n de grasa ect&pica ser&a la causa de la disfunci&n metab&lica en estos
&rganos, que se reflejar&a en dislipidemias y resis una tercera hip&tesis propone un efecto directo de la grasa intraabdominal sobre la resistencia a la insulina, metabolismo de las lipoprote&nas y presi&n arterial, y por
&ltimo una hip&tesis de tipo gen&tico (7).
El objetivo del presente estudio es mostrar las caracter&sticas epidemiol&gicas de la CC en funci&n de &mbitos y por grupos de edad as& como la relaci&n que presenta con los diferentes factores de riesgo.
Material y m&todos
La data de esta informaci&n ha sido tomada de la Encuesta Nacional de Indicadores Nutricionales, Bioqu&micos, Socioecon&micos y Culturales relacionados con las enfermedades cr&nicas degenerativas realizada por la
Direcci&n de Vigilancia Alimentario Nutricional del Centro Nacional de Alimentaci&n y Nutrici&n (8).
Muestreo: para conocer en detalle el tipo de muestreo y todo lo concerniente a el, se los remite al trabajo original (8).
Poblaci&n: Se estudiaron 4091 personas mayores de 20 a&os, de ambos g&neros. El 50.4% correspondi& al g&nero femenino y un 49.6% al masculino.
Indicadores antropom&tricos: el &nico indicador antropom&trico tomado fue la circunferencia de la cintura (CC). Esta fue hecha en el punto medio de la l&nea axilar que va entre el reborde inferior de la &ltima costilla y el borde superior de la espina iliaca (9). Los criterios diagn&sticos utilizados para identificar riesgo cardiometab&lico fueron valores de CC mayores de 88 cm y 102 cm para las mujeres y varones
respectivamente. Estos puntos de corte fueron derivados de una curva de regresi&n que identific& los valores asociados de CC con un IMC =& de 30 kg/m2 en varones y mujeres cauc&sicos que viv&an en el norte de Glasgow, Escocia (10).
En base a los valores de la CC, se dividi& a la poblaci&n en cuartiles con la finalidad de relacionarlos con los diferentes
riesgos tanto bioqu&micos como cl&nicos.
Factores de riesgo: presi&n arterial sist&lica y diast&lica, colesterol total, C-HDL, triglic&ridos y glucosa.
An&lisis de la informaci&n: se ha utilizado el paquete estad&stico SPSS 15.0.
Resultados
El gr&fico 1 permite observar a la poblaci&n que presenta riesgo en funci&n de los valores de la CC, por g&nero y
&mbito. Es evidente que el g&nero femenino es quien tiene mayor riesgo que los del masculino. En los &mbitos Lima, Resto de Costa y Sierra Urbana m&s de la mitad de las mujeres se encuentra en esta situaci&n. La prevalencia en funci&n de los &mbitos, de mayor a menor se da de la misma manera que para
el sobrepeso y obesidad.
Grafica 1.
El gr&fico 2 muestra el comportamiento del riesgo dado por la CC en funci&n de los grupos de edad. Se observa que el incremento es proporcional al incremento de la edad pero donde se hace m&s visible es a partir de los 40 a&os destac&ndose la mayor prevalencia en el g&nero femenino.
Grafica 2.
Cuando se analiza la poblaci&n en su conjunto, para determinar la relaci&n de la CC con los diferentes factores de riesgo, se hace dividiendo la poblaci&n en compartimentos similares, en este caso se ha elegido los cuartiles. El gr&fico 3 muestra lo mencionado para la hipertensi&n arterial sist&lica. En este sentido se ha definido como hipertensi&n valores mayores o iguales de 140 mmHg. Dos cosas destacan, una que la prevalencia es mayor en el g&nero masculino y la segunda, que viene a ser la m&s importante, es que esta prevalencia se incrementa, en ambos g&neros conforme se incrementa la CC.
Grafica 3.
Lo que sucede para la hipertensi&n arterial diast&lica es pr&cticamente muy similar a lo mencionado para la sist&lica. El valor que identifica a la hipertensi&n es mayor o igual de 90 mmHg (Gr&fico 4).
Grafica 4.
Para el caso del colesterol total el valor para hablar de hipercolesterolemia es el mayor o igual de 200 mg/dl. El
gr&fico 5 permite observar que las personas m&s afectadas con este trastorno lip&dico son las del g&nero femenino pero lo significativo es que esta prevalencia va aumentando conforme se incrementa la CC, en ambos g&neros. Una de cada tres mujeres y uno de cada cuatro hombres, que tienen una CC que se encuentra en el Q4 son hipercolesterol&micos (Gr&fico 5).
Grafica 5.
Para identificar hipertrigliceridemia se ha utilizado el valor mayor o igual de 200 mg/dl. Las prevalencias son
ligeramente mayores en el g&nero masculino, por otro lado la tendencia o el comportamiento de las prevalencias son exactamente iguales que para los otros factores (Gr&fico 6).
Grafica 6.
El riesgo para el C-HDL ha sido definido utilizando los siguientes valores: & de 40 y & de 50 mg/dl para varones y mujeres respectivamente. En el gr&fico 7 se puede observar que la prevalencia de riesgo en el g&nero masculino no se ve influenciada por los valores de CC, caso contrario sucede en el g&nero femenino. Lo que si se destaca muy objetivamente es la gran diferencia que existe entre g&neros.
Grafica 7.
La hiperglicemia ha sido considerada a partir de 110 mg/dl. Dentro de los factores estudiados, la hiperglicemia es la
que presenta las menores prevalencias. Pese a esto la tendencia sigue siendo la misma (Gr&fico 8).
La CC es una medida antropom&trica, cuyo uso se est& promoviendo, no solo en el campo de la Salud P&blica sino tambi&n en el terreno cl&nico, por cuanto con este indicador se puede identificar a aquellas personas que tienen riesgo cardiovascular. Los hallazgos en el presente estudio as& lo indican, independientemente de la variable de riesgo que se estudie, todas tienen como com&n denominador, que el aumento de su prevalencia guarda una asociaci&n directa con el incremento de la CC
Grafica 8.
En un estudio a nivel nacional sobre S&ndrome Metab&lico (SM) se report& una prevalencia del 56.4% en el g&nero femenino y 25.7% en el masculino, en aquellas personas que se encontraban en el Q4 de CC, mientras que en el Q1 las prevalencias llegaban al 2.1 y 1% en el g&nero femenino y masculino respectivamente. Esto hace ver n&tidamente una asociaci&n (11).
Este comportamiento de la CC se ha observado para otros factores de riesgo como la resistencia a la insulina y esto
se ha reportado en un estudio llevado a cabo en mujeres adultas con sobrepeso y obesidad que fueron divididas en dos grupos, en funci&n al valor de su mediana de CC, ah& se vio claramente que aquellas cuyos valores de CC eran mayores que la mediana presentaban promedios superiores de insulina en sangre 10.28 vs 6.32 uUI/ml y de HOMA-IR 2.67 vs. 1.52. Pero lo m&s interesante fue que la prevalencia de Resistencia a la Insulina fue de un 33.3 vs un 3.7% (12).
Indudablemente que de acuerdo a este reporte, las mujeres son las que se encuentran en mayor riesgo, lo que
coincide con un estudio realizado en localidades rurales de la Selva Alta, donde se encontr& que el 39.6% de mujeres adultas ten&an una CC por encima de 88 cm. Esta prevalencia es un poco menor a la encontrada para el &mbito Selva (42.2%). En el g&nero masculino ninguno present& una CC mayor de 102
Si bien el presente estudio est& dirigido a la poblaci&n adulta no debe perderse de vista lo que sucede con los ni&os y adolescentes por la sencilla raz&n que estos ser&n los adultos del ma&ana. En este sentido ya se ha encontrado que una CC por encima del 90 percentil ha sido uno de los criterios m&s presentes para identificar S&ndrome Metab&lico (SM) en los adolescentes. Por otro lado al dividir esta misma poblaci&n, en tertiles de CC, la mayor prevalencia de SM se da en los adolescentes que est&n en el tercer tertil (14).
El 50.9% de mujeres tiene una CC mayor de 88 cm frente a solo un 10.7% en los varones con m&s de 102 cm, si bien a simple vista esta gran diferencia responder&a a la diferencia que existe entre estos valores no ser&a as& por cuanto estas cifras corresponden a personas que tienen un IMC & de 30 kg/ml y esto valores de CC han sido calculado con modelos matem&ticos debidamente validados (10). En base a estas cifras nacionales se puede afirmar que a partir de los 40 a&os las prevalencias superan las cifras nacionales pero que independientemente de este detalle la tendencia es que conforme avanza la edad existe mayor poblaci&n con una CC por encima de lo mencionado y por ende con mayor riesgo.
En lo que se refiere a los &mbitos, Lima Metropolitana y el Resto de Costa son los m&s afectados y esto guarda correlato con las prevalencias de sobrepeso y obesidad reportados por el CENAN (8). La raz&n de este acontecimiento es que los procesos de transici&n epidemiol&gica no se dan uniformemente en todo el pa&s sino se van instalando de a poco como fue demostrado por Huynen (15).
Hay una raz&n sumamente evidente para relacionar la asociaci&n que existir&a entre la CC y los diferentes factores de riesgo y esto est& dado por las prevalencias encontradas, independientemente del porcentaje de personas afectadas, se ve que el grupo que se encuentra dentro del Q4 presenta much&simos m&s problemas que aquellos que se encuentran en el Q1. Dentro de todos los factores estudiados el de mayor prevalencia es el C-HDL y el de menor prevalencia es la hiperglicemia.
El aumento de las prevalencias de hipertensi&n en funci&n directa a los cuartiles tambi&n ha sido reportado en el The Olivetti Heart Study cuyos autores tratan de explicar esta asociaci&n entre la grasa abdominal y la PA por un aumento de la actividad del sistema nervioso simp&tico (16). Un estudio realizado en poblaci&n adulta de la costa reporta pr&cticamente la misma tendencia (17).
Existe una corriente de opini&n que cuestiona los valores de CC (88 y 102 cm), una de las razones que aducen es
que estos valores servir&an solo para poblaciones americanas del norte dado que la composici&n corporal ser&a diferente para nuestras poblaciones, y las asi&ticas principalmente. Una de estas opiniones es la de Misra quien encontr& que un valor de CC de 78 cm en el hombre ten&a una sensibilidad del 71.3% y especificidad del 68%; y que para la mujer una CC de 72 cm presentaba una sensibilidad del 68.7% y una especificidad del 71.8% y que estos valores eran apropiados para identificar por lo menos un factor de riesgo cardiovascular y un IMC
alrededor de 21 kg/m2. Los autores proponen que los puntos de corte para sus poblaciones deber&an ser de 78 y 90 cm para los varones y de 72 y 80 cm en las mujeres (18).
En antropometr&a ha existido siempre una discusi&n con los valores que identifican una anormalidad, la gran mayor&a responde a criterios estad&sticos, pero como las
&anormalidades& son biol&gicas, lo estad&stico no debe estar por encima de lo biol&gico. Es por esa raz&n que no puede existir algo preciso que nos indique el comienzo de un problema. Sin embargo la elecci&n de esos valores se hace relacion&ndolos a un sustento estad&stico y a una probabilidad biol&gica. La elecci&n del valor diagn&stico tambi&n responde a un criterio de &comparaci&n& con otros resultados. En ese sentido, los valores de CC que utilizamos responden a lo mencionado hasta tanto en cuanto haya evidencias que demuestren lo contrario.
Independientemente de los valores con que se diagnostican las diferentes anormalidades, la asociaci&n o la relaci&n que existe con la CC debe responder a la misma tendencia. As& como la obesidad ha venido teniendo un comportamiento a incrementarse en funci&n del tiempo, la adiposidad abdominal debe seguir el mismo camino y esto ha sido demostrado por Li quien report& que en un estudio comprendido entre 1988 al 2004, la CC en el g&nero masculino pas& de 96 a 100 cm, y en el femenino de 89 a 94 cm (19).
Ante las evidencias mostradas en el presente trabajo se puede llegar a la conclusi&n que la CC permite de manera
simple, clara y econ&mica identificar personas con riesgo y que la mejor manera de prevenir todos los posibles riesgos es disminuyendo la CC, pero en el fondo es tratar de no llegar al sobrepeso y menos a la obesidad lo que asegurar&a tener una CC dentro de los valores normales. Ambas cosas se pueden conseguir mejorando los patrones dietarios y promoviendo una actividad f&sica. En EEUU, 300,000 americanos mueren cada a&o por enfermedades y problemas de salud relacionados a una pobre actividad f&sica y a una alimentaci&n no saludable (20).
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